domingo, 2 de febrero de 2020

Ayer soñè que me gustabas..
y recordé la tarde de mi juventud...
y vi aquel arbol frondoso frente al lugar que te miraba...
y vi tu sonrisa, escondiéndose, debajo de esos ojos primorosos,
que me envolvian de magia, y me hacian volar...
y escuché tu voz, y me embriagó el recuerdo de tus palabras....
y dibujè un corazon en el aire...
adornado con ilusiones y fantasias...
sellado con un beso, ese beso que nunca nos dimos,
en el lugar que nunca nos quisimos,
en aquel camino que no me atrevi a andar..
y te vesti de princesa... coronada de rayos de luna blanca...
y te senti en mis brazos y me sentí el protagonista de tu historia...
la historia que no termino de contar...
sentado en las escalinatas de la farmacia del pueblo
viendo el tiempo pasar a lo lejos
y las horas se hacían minutos y los minutos suspiros
empapados de agónicos silencios
con palabras enmudecidas de un te quiero
que sepultaba mis esperanzas de convertirme en tu dueño
para escribir tu nombre en las paredes de mis deseos
porque soñando contigo era mi secreto prediilecto
de un muchacho tímido que prefería callar
porque solo en mi mundo, te sentía mía
y jugaba el destino con mi triste realidad
sabiéndote extraña, mi amor te pertenecía
y cortaba rosas que en mi cama dormían
y le canté a la aurora en cada despertar
aquel árbol que fungió como testigo
de aquella tarde cuando moría la noche
y lograba ver la luna detrás de tu mirar
desde entonces aquel amor se quedó dormido
en un rincón de mis pensamientos
como una estrella fugaz
que resplandece por cada vez que te miro
y vibran mis emociones en este eterno soñar.

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